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Sentado en una cafetería frente a la notaría me tomo una tostada y un café (¡para relajarme!). Son las 11:20 de la mañana y tengo cita para firmar a las 12:00. No quiero llegar tarde, es mi primera vez, la puntualidad en estos casos es importante.
Al poco rato llega Rosario, la empleada de la inmobiliaria que con toda la paciencia del mundo ha estado los últimos cuatro meses enseñándome vivienda tras vivienda, buscando una merecida comisión que complemente de manera digna su salario base. Se une al desayuno y hablamos distendidamente de asuntos varios, para ella también es nuevo todo esto, apenas lleva medio año trabajando en el sector y de momento ha acompañado a muy pocos a firmar una compraventa. Se nota que el mercado está frío, al menos en este recóndita parte de España que es Almería.
Sin apenas darnos cuenta, nos dan las 11:50 de la mañana y es momento de entrar en la notaría. Allí ya nos espera J.M., que es apoderado del fondo al que pertenece mi futura vivienda. Nos hacen pasar primero al despacho del oficial donde se ultiman y fotocopian algunos documentos, después, directos al despacho del notario.
Allí nos sentamos los tres solemnemente, frente al notario mismo, y el oficial, que se posiciona a su lado, y comienza la redacción de forma breve del contrato de compraventa y sus puntos principales. Todos estamos de acuerdo en precio, modo y forma de la compraventa, así que firmamos, cada uno en nuestro lugar correspondiente. Yo entrego el cheque bancario por la cantidad restante tras los 500€ de reserva inicial y Rosario, que en esos momentos es quien está en posesión de las llaves de la vivienda, me hace entrega de las mismas y el apoderado me da la enhorabuena. Todos estamos contentos, al parecer es un win-win para todo el mundo:
-Para mí, que he conseguido hacerme con un piso de 117m2 a un precio de 18.000€ (153€ por metro cuadrado).
-Para el fondo, que se ha deshecho finalmente de un pasivo que le generaba todos los años pérdidas en concepto de gastos de comunidad e impuesto de bienes inmuebles.
-Para la empleada de la inmobiliaria, que se embolsa un porcentaje de la comisión de venta.
-Para el notario, que espera cobrar sus honorarios por el trabajo realizado.
De esta forma, todos salimos ganando con una buena operación que desglosaré detalladamente en el próximo artículo con números: gastos de compraventa, gastos (estimados) de reforma, y rentabilidad prevista. De esta forma podremos hacer una comparativa real más adelante acerca de la rentabilidad final de la operación y hablar de errores cometidos y cosas a mejorar para la próxima.
¡Seguimos! 💪
Un fuerte abrazo.